Comenzamos nuestra andadura hacia el 8 de marzo, queremos aportar nuestro granito en estos tiempos inciertos, mostrar y visibilizar miradas, opiniones, saberes,… desde el mundo rural, de mujeres rurales con sufrimientos psíquicos, malestares emocionales, con o sin diagnósticos psiquiátricos, con discapacidades, diversas, raras, etiquetadas…. Como cada una se quiera nombrar!
Hoy…
Mujeres rurales y salud mental. Entre el silencio y el olvido.

Mujeres rurales cuidadoras y cuidadas, mujeres rurales con sufrimientos y malestares emocionales, con diagnósticos psiquiátricos, con discapacidades, locas, diversas, etiquetadas, señaladas, raras, distintas…

Hablar de nuestro sufrimiento es hablar de toda la sociedad violenta que nos rodea y nos comprime desde situaciones de desventaja social, laboral, jurídica y afectiva, situaciones de desigualdad que nos acompañan durante demasiado tiempo, facilitadoras y en demasiados casos, estimuladoras principales de esos malestares. Es entonces cuando imaginar, luchar, crear contextos alternativos, contextos que tejen redes de ayuda, que escuchan y respetan lo diverso se convierte en salvavidas, contextos respetuosos con las personas como respetuosos con todas las formas de vida, contextos alejados del “deber ser” y que se acerque al “querer ser”.

En nuestros entornos rurales, aldeas, pueblos se vive de manera dicotómica estos haceres, a veces cargados de deberes, normas y mandatos que doblan y empequeñecen a todas las mujeres y más aún si formas parte de las raras, locas, diversas, diagnosticadas, discapacitadas,…pero también creamos espacios de cuidados colectivos, intergeneracionales, fórmulas de apoyo, mayoritariamente creadas por otras mujeres que sostienen las heridas y malestares de la locura… Causas que callamos y cuidados que se brindan entre el silencio y el olvido, porque realmente de lo que no se habla abiertamente no existe….

 

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